El compromiso con la economía circular

En nuestra apuesta por la Economía Circular nos comprometemos a desarrollar productos del mar responsables y sostenibles, optimizando la definición y el diseño de nuestros procesos, atendiendo a criterios de eficiencia y desempeño ambiental, y utilizando envases más sostenibles y reciclables que aseguren la frescura y la calidad.

Envases más sostenibles

Gobernanza

El compromiso con el desarrollo de envases más sostenibles se alinea con los principios y medidas descritas en nuestras políticas de RSC, Sostenibilidad, Calidad y Seguridad Alimentaria y de Responsabilidad Medioambiental, las cuales comparten objetivos de uso responsable de los recursos naturales y energía, y la optimización del uso de materiales, donde se incluyen los materiales de envase, como el plástico y el cartón.

Nuestra estrategia de Packaging Sostenible establece para 2025 los siguientes objetivos en materia de envases:

  • El 100% de los envases PESCANOVA estarán diseñados para que sean reciclables, reutilizables o compostables, de acuerdo con las tecnologías de selección y reciclado presentes en cada mercado.
  • Incorporar de media un 25% de plástico reciclado rPET en todos los envases de PET para 2025.
  • Incorporar de media un 30% de material plástico reciclado en todos los envases para 2030.
  • Reducir 10% el uso de plásticos en los envases.
  • 100% de los envases de papel y cartón estarán fabricados con materias primas procedente de fuentes sostenibles certificadas.

Los planes de actividades sobre los que estamos trabajando pasan por analizar el diseño y los materiales que utilizamos en cada uno de nuestros envases, con el objetivo de optimizar su material, trabajando por el equilibrio del mínimo material que proteja nuestros productos y poder eliminar el sobreenvasado siempre que sea posible. Buscamos utilizar materiales que sean reciclables y para los cuales realmente exista tecnología de reciclado en el país donde se comercialice cada producto. Así mismo, buscamos eliminar el plástico y utilizar plástico reciclado siempre que sea posible sin comprometer la seguridad alimentaria. También estudiamos y validamos el uso de nuevos materiales más respetuosos con el medio ambiente.

PackScore

Para lograr el objetivo de que el 100% de nuestros envases sean reciclables a 2025, hemos creado una metodología propia, con un alto componente técnico de estudio de materiales y sistemas de selección y reciclado de envases, que nos permite evaluar la reciclabilidad de nuestros envases y así poder ir estudiando nuevas alternativas. Los productos son calificados en función de sus elementos de envase en cuatro categorías:

Reciclable: Los elementos del envase se reciclan en todas las plantas y los materiales secundarios resultantes tienen valor en el mercado, incluso pudiendo volver a fabricarse nuevos envases.

Reciclado condicionado: Los elementos del envase son compatibles para el reciclado en ciertas aplicaciones, que tienen un menor valor en el mercado.

Ineficiente para el reciclado: Los elementos del envase presentan problemas de reciclabilidad que afectan a la calidad del material reciclado o trasfieren a pérdidas al proceso.

No reciclable: Los elementos del envase son en su mayoría no reciclables o contaminan las fracciones de material reciclado.

Algunas de las acciones que se están trabajando en los distintos centros industriales para conseguir que nuestros envases tengan la calificación de PackScore verde son:

  • Sustitución de bolsas multicapa multimaterial no reciclable por monomaterial de polietileno reciclable y homogenización de especificaciones de material de envase.
  • Sustitución de plástico negro por plástico transparente reciclable o poco coloreados.
  • Incorporar plástico reciclado RPET en bandejas y envasado skin.
  • Sustitución de lámina plástica de los estuches por un nuevo material alternativo reciclable sin plástico que conserva sus propiedades físico-mecánicas.

Lucha contra la pérdida y el desperdicio de alimentos

La lucha contra la pérdida y el desperdicio de alimentos es una prioridad y preocupación constante para un Grupo del sector alimentario como es el nuestro.

Alineados con las definiciones de la FAO para pérdidas de alimento (disminución de la masa de alimentos comestibles en la parte de la cadena de suministro que conduce específicamente a los alimentos comestibles para el consumo humano que tienen lugar en las etapas de producción, post-captura o post-cosecha y procesamiento de la cadena de suministro de alimentos) y desperdicio de alimento (pérdidas de alimentos que ocurren al final de la cadena alimentaria en venta minorista y consumo final, relacionadas con el comportamiento de los vendedores minoristas y los consumidores), hemos implementado prácticas específicas para reducir este riesgo y dichas pérdidas y desperdicio.

Prácticas responsables implementadas para minimizar pérdidas y desperdicio de alimentos:

  • En operaciones pesqueras: con el uso de sensores, mejora de la eficiencia pesquera y de los equipos y técnicas de conservación a bordo; en la acuicultura: con la planificación de la cosecha en respuesta a la demanda, promoviendo el bienestar animal, tasas de supervivencia en fase de engorde, mejorando las condiciones de cultivo, de transporte y de almacenamiento de los productos;
  • En procesos logísticos mejorando la eficacia de la cadena de frio, el transporte y el almacenamiento de los productos, mejorando el tipo de envases y un acondicionamiento optimo, entre otras medidas; y en la gestión operacional a través de la optimización de gestión de stocks y de demanda.
  • Donando los productos pertinentes a entidades e instituciones sin ánimo de lucro que recogen alimentos para destinarlos a cubrir las necesidades alimentarias de las personas y colectivos más desfavorecidos, en situaciones de precariedad y/o de exclusión social.
  • E implementando medidas específicas de I+D+i y seguridad alimentaria, con vistas a contribuir para minimizar el desperdicio de alimentos, como la adecuación de envases a la demanda (tipo, tamaño y cantidad), garantía integral de inocuidad, el correcto etiquetado, claro, intuitivo y responsable, y compartiendo la mejor información a los minoristas y consumidores sobre el tipo y condiciones de almacenamiento y conservación, y de formas de preparación más adecuadas.

Estamos actualmente implementando y mejorando el plan de prevención y reducción de desperdicio alimentario, en cuyo alcance incluimos (i) la revisión periódica de excedentes de alimentos envasados, (ii) la mejora continua de los procesos pertinentes en los centros industriales, (iii) la innovación destinada a alargar la vida útil de los alimentos, y (iv) el fomento de la educación y concienciación respecto a la prevención del desperdicio alimentario.

Los indicadores claves para optimización de los procesos y para el reporte de progreso incluyen la cuantificación de (i) mermas reprocesadas en producto alimentario en los centros industriales, de (ii) donaciones de excedentes de alimentos a organizaciones benéficas o con fines sociales, y de (iii) desperdicio alimentario generado en los centros industriales (mermas y subproductos), procesos de almacenaje, transporte, así como sus destinos.

El plan interno de prevención y reducción de desperdicio alimentario está claramente alineado con los compromisos asumidos por el sector. Lideramos por el ejemplo, y participamos en la iniciativa “La Alimentación no tiene desperdicio” de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC) desde 2012 para reducir el desperdicio de alimentos, con los objetivos principales de: (i) establecer prácticas de prevención y eficiencia a lo largo de toda la cadena alimentaria, que maximicen el aprovechamiento de los recursos, (ii) maximizar el aprovechamiento del excedente producido a lo largo de las diferentes fases de la cadena de valor, y (iii) sensibilizar y concienciar a la sociedad sobre este problema y la necesidad de reducir el desperdicio alimentario.

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